sábado, 23 de octubre de 2010

Recordé

Hoy me puse a recordar, a recordar todo.
Recuerdo una vez que soñé contigo cuando no te tenía ya. Éramos tú y yo en una habitación, cada uno sentado en una esquina guardando una larga distancia entre nosotros, justamente como solía ser al final de nuestro amor. Distancia.
Me levanté y te levantaste, recuerdo como me dijiste claramente: “Sálvame.”
Salí de la habitación, al volver no estabas. Me senté en un rincón y comencé a llorar en silencio.

¿Quién diría que ésa persona a quien tanto quise, valoré y pensé es ahora nada para mí?
Si tuviese que decir algo que extraño de ti sería lo que solías ser, ahora eres un monstruo. Eres el monstruo de la soledad.

Aquí entre nosotros, espero que algún día te superes, que veas más allá de todo y logres encontrarte. No diré que perdí tiempo contigo y todo lo que me hiciste sentir, en aquella época todo estaba bien, realmente fue algo muy cercano al amor.

Tenía ganas de escribir sobre esto, me recordé de nosotros, bueno de lo que fue. Espero no tener que escribir alguna vez sobre ti de nuevo. 

lunes, 11 de octubre de 2010

Encantar.

Me encanta, me fascina que hagas esto.
El simple hecho de tratar de molestarte, el no poder hacerlo, me encanta.
¿Sólo me río, sabes?
Jamás se habían tomado esa molestia conmigo, la molestia de molestarse.
¿Existe acaso alguna acción más tierna que esa?
¡Cómo me encanta!
El que trates de aparentar que por más mínimo que sea en realidad es grande.
Si, fastidiar es una de mis cualidades preferidas, se que se volverá una tuya también.
Jamás se habían molestado por mí, o siquiera frustado.
Me conmueve, jamás me había gustado tal cosa.
Espero algún día responderte con un sentimiento más concreto, algo más que palabras.
Cuando sepa que es te lo susurraré al oído, prometeme que no dirás nada.
 

martes, 5 de octubre de 2010

Sentimiento.

Casi se siente como cuando el agua rebosa un vaso, ¿o una taza?
Me cerré, lo admito, me puse candado a mi misma para no herirme de manera involuntaria.
Toda esta adrenalina que fluye por mis venas hace que todo esté bajo el efecto de distorsión.
Sobre todas las cosas quiero importarte, siempre, así sea un poco pero bastante a la vez.
Que no me hables, pero que pienses en mí. Con eso me basta y me falta.
Dejarme querer y que tú aprendas a hacerlo.
Eso sería una demagogia.
Se nos fue, se nos olvidó cómo hacerlo.

Tranquilo, yo te enseñaré.



11:01 PM.

Pude conciliar el sueño, fue tan efímero que me levanté de nuevo.
¿Qué pasa si cuando te vea no es lo mismo?
¿Qué pasa si tus expectativas eran tan grandes y yo tan pequeña que sobra espacio?
¿Qué pasa si mi risa no llena tu bolsillo?
¿Qué pasa si mi cabeza niega a pensar en algo más?
¿Qué pasa si me sudan las manos y me pongo nerviosa?
¿Qué pasa si resulto totalmente lo opuesto a lo que ansiabas tener?
Y, ¿Qué pasa sí…

 .
 .
 .
 .

todo va bien?
Desearía decir eso mil y un veces hasta no tener voz.
Vete, por favor, antes que el sentimiento me mate primero.